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Sí, la propia japonesa disfruta de que tantos machos la miren. Ser una perra a los ojos de los hombres es aún más genial que ser una geisha. Todos pueden correrse en su boca, en su cara y en sus pechos. Está cubierta de semen y es todo sonrisas. Los sementales se vuelven locos por chicas así.
Un albergue es un lugar para descansar y dormir. ¿Y a quién le gusta dormir sin tirar un palo? Hay gente que no puede ni dormir. Por eso las chicas son siempre bienvenidas allí. Y si se tira un chorro para deleite del público, puedes invitarla a un cóctel caliente en la boca, ¡por cuenta de la casa!
No voy a verlo.