Para los tres el sexo fue una prueba de fuerza, y puedo decir que tanto la rubia como la morena estuvieron a la altura de la prueba, demostrando al tipo su capacidad de complacer. Impresionado por la inquietud del tipo, que trabajó todos los agujeros, sin prestar atención a los gritos de las putas. La pose de la morena con las piernas hacia arriba fue la que más impresionó: con tanta facilidad y agilidad el culo del tipo rebota, y la polla conoce su propósito.
Fue una muy buena idea para el dueño del café poner a su mujer detrás del mostrador. Los clientes acudieron en masa. Sí, la esposa ninfómana siempre había exigido más atención, pero ahora era bueno para el negocio. Sus encantos siempre estaban en el negocio, el café se vendía tan bien como el alcohol, e incluso tenía sus propios clientes habituales. Incluso una barista podía alcanzar la fama si a su marido no le importaba.
Es asqueroso, pero creo que una de cada tres personas fantasea con ello.